Artesanía bordada: Ikpatl

Descubriendo la belleza del bordado: Ikpatl (hilo en náhuatl)

Jennifer Lamadrid, una joven arquitecta nacida en la Ciudad de México que encontró en el bordado una forma de expresión y superación personal.

Desde muy pequeña, Jennifer sintió una fuerte conexión con el arte y el diseño. Su abuela materna, una mujer talentosa y creativa, fue quien le transmitió su amor por las manualidades. Juntas pasaban horas bordando y creando hermosas piezas que reflejaban su imaginación y habilidad.

El poder del bordado

Sin embargo, no fue hasta un momento complicado en su vida que Jennifer descubrió el verdadero poder del bordado. En medio de una situación emocionalmente difícil, esta joven arquitecta encontró consuelo y paz en la práctica de esta antigua técnica. El bordado se convirtió en su refugio, en un espacio donde podía canalizar sus emociones y enfocarse en lo que realmente amaba hacer.

Con el tiempo, Jennifer conoció a una amiga oaxaqueña con un talento innato para el diseño y el bordado. Esta amiga se convirtió en su mentora y guía, ayudándola a perfeccionar sus habilidades y desarrollar su propio estilo. Juntas exploraron nuevas técnicas y materiales, creando piezas únicas y originales que capturaban la esencia de la cultura mexicana.

Pero el camino de Jennifer no se detuvo ahí. Movida por su pasión y su deseo de compartir su amor por el bordado, decidió unirse a una comunidad de mujeres dedicadas a esta actividad creativa. Estas mujeres, al igual que ella, habían encontrado en el bordado una forma de darle valor a su tiempo y a su creatividad. Juntas, se apoyaban mutuamente, compartiendo ideas, técnicas y experiencias.

El encuentro con otras mujeres

El bordado es una labor que a menudo es subestimada. Muchos consideran que es simplemente una actividad sin importancia, cuando en realidad cada puntada cuenta una historia, refleja sentimientos y emociones. Cada pieza bordada es única y especial, un testimonio del estado de ánimo y la paz interior que se experimenta al finalizarla.

Durante la pandemia del Covid-19, Jennifer encontró aún más valor en el bordado. Para muchas personas, especialmente las generaciones más jóvenes, el confinamiento obligatorio fue un momento de aprendizaje y descubrimiento. El bordado se convirtió en una forma de despejar la mente, distraerse y aprender algo nuevo. Además, esta actividad también ayudó a la economía de muchas mujeres del grupo, incluyendo a Jennifer, quien pudo vender algunas de sus hermosas piezas bordadas.

La historia de Jennifer Lamadrid es un testimonio del poder transformador del arte y la creatividad. A través del bordado, esta joven arquitecta encontró una forma de expresar sus emociones, superar obstáculos y conectar con una comunidad de mujeres apasionadas. Su historia nos recuerda que no importa cuál sea nuestra profesión o circunstancias, siempre hay espacio para descubrir nuevas pasiones.